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Publicado: Mar Jun 21, 2005 10:28 pm
por Esmaba
LA OTRA MEDICINA
Malén Aznárez



Suplemento El Pais Semanal
Domingo, 12 de agosto de 2001


EL PAÍS SEMANAL
Domingo 12 de agosto de 2001

La otra medicina
Por Malén Aznárez

En España se vendieron el año pasado más de 10 millones de cápsulas de hipérico, el ‘Prozac natural’, y de ginkgo biloba, dos nuevas estrellas de las plantas medicinales, una parte esencial de la medicina naturista, que, con la acupuntura y la homeopatía, viven un auge sin precedentes en nuestro país.

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La otra medicina
En España se vendieron el año pasado más de 10 millones de cápsulas de hipérico, el ‘Prozac natural’, y de ginkgo biloba, dos nuevas estrellas de las plantas medicinales, una parte esencial de la medicina naturista, que, con la acupuntura y la homeopatía, viven un auge sin precedentes en nuestro país.
Por Malén Aznárez. Fotografía de James Worrell y Carlos Serrano.


"Echinacea purpurea"
En estos tiempos de protagonismo del Genoma Humano y farmacogenética, que auspicia fármacos a la carta según el mapa genético de cada paciente, parece un anacronismo hablar de plantas medicinales, una de las bases de la medicina naturista, practicada durante siglos hasta la plena implantación de la química en el siglo XX. Pero los grandes laboratorios andan como locos por los bosques de medio mundo, o en los fondos del mar, buscando plantas para poder sintetizar o semisintetizar moléculas de nuevos fármacos, como el taxol, uno de los últimos anticancerígenos de éxito, obtenido de la corteza de un tejo. Plantas que están en el objetivo de las grandes empresas farmacéuticas que han descubierto un nuevo filón –Merck pagó al Gobierno de Costa Rica cinco millones de francos por investigar dos años la flora de una parte de su territorio–.

En Alemania, donde dos de cada tres pacientes acuden a tratamientos naturistas, más de 11 millones de recetas al año prescriben Hipérico para las depresiones leves, número que triplica las del Prozac, el antidepresivo más famoso en el mundo. En España sólo un laboratorio, Arcochim, que en los últimos cinco años ha multiplicado por 10 su facturación, vendió 3,5 millones de cápsulas (75.000 envases) de este antidepresivo natural. “Su enorme ventaja es que los efectos secundarios son mucho menores”, dice el doctor José Luis Berdonces, de la Universidad de Barcelona, y autor del libro Hipérico, el Prozac natural.

El Hipérico no está solo. La echinácea, una planta inmuno-estimulante, cuyas raíces ya eran utilizadas por los indios americanos para curar las infecciones respiratorias, le sigue de cerca. Y ambas son superadas con creces por el ginkgo biloba, la primera en ventas en todo el mundo. La fruta del ginkgo, un árbol con orígenes en el Jurásico, conocida en China como “alimento de dinosaurios”, ha sido muy utilizada por su medicina tradicional. Los flavonoides de sus hojas ejercen una acción antioxidante que permite capturar los famosos radicales libres. Un eficaz tratamiento, al parecer, contra el envejecimiento cerebral, y muy conveniente ahora que las sociedades del Primer Mundo se llenan de viejos de buen ver y con pretensiones de vivir todavía muchos años. De ginkgo se vendieron en nuestro país más de 7,5 millones de cápsulas el pasado año.


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“No soy excluyente, soy homeópata, que es otra visión de la medicina”

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España está entre los cinco primeros países europeos, y entre los 12 primeros del mundo, en importación de plantas medicinales, un comercio que mueve en Europa 36.000 millones en exportación y 50.000 millones en importación. Pero la fitoterapia es sólo una punta del boom de las mal llamadas “medicinas alternativas”, término rechazado por todos los médicos que las practican por lo que encierra de cajón de sastre en donde se cuela el intrusismo, charlatanería y curanderismo de múltiples terapias marginales carentes del menor rigor científico. La medicina naturista en su conjunto, la acupuntura y la homeopatía, los tres pilares más sólidos de las que ellos prefieren llamar “medicinas o terapias complementarias”, cuentan ya con secciones específicas en los colegios profesionales de médicos de varias capitales, y ganan adeptos con rapidez en la sociedad española. Y, a diferencia de otras épocas, no se puede decir que sea precisamente entre las clases menos acomodadas. “La mayoría de mis pacientes son gente culta y con un alto nivel de información. Personas con poder adquisitivo, ya que se trata de medicina privada”, dice el doctor Ulrich Eberhard, un internista alemán que aprendió acupuntura en China y Japón, y que practica también el Kampo –fitoterapia japonesa–, con consulta en el barrio madrileño de El Viso.

La moda de la vuelta a lo natural, el miedo a las diversas contaminaciones alimentarias y medioambientales, las nuevas resistencias creadas a potentes fármacos, junto con la despersonalizada medicina del sistema de salud, hacen que millones de personas se hayan vuelto, en los países desarrollados, hacia la medicina no convencional. Y España no es una excepción. Ya nadie hace un gesto extraño cuando le hablan de acupuntura, una técnica oriental tan alejada hasta no hace mucho de nuestras prácticas curativas como el comer hormigas de las culinarias. Aunque quizá todavía arrugue un poco la nariz cuando le digan que un familiar es un típico sulphur, o que en nuestro país se vendieron el pasado año un millón y medio de dosis de Oscillococcinum, un preparado homeopático antigripal, hecho de hígado y corazón de pato, que causa furor en todo el mundo, del que se adquirieron 45 millones de dosis en el año 2000.

“Medicina sólo hay una, la que intenta curar. Yo tengo que tratar al paciente con todo lo que sé, desde lo más sencillo a lo más complicado. Y el ser médico me permite verlo de una forma global”. El doctor Pablo Saz Peiró, director del curso de posgrado de Medicina Naturista de la Facultad de Medicina de Zaragoza, lleva 21 años practicándola. Dos décadas en las que ha visto de todo por parte de sus colegas médicos. “Desde confundirme con un curandero hasta admitirme de pleno. Es indudable que hay un claro desconocimiento por parte de la medicina oficial de las terapias que utilizamos”. Algo similar opina Antonio Arnedo, investigador del Instituto Cajal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y médico de familia con consulta homeopática en Madrid. “Yo no practico una medicina excluyente, cuando tengo que utilizar un antibiótico o corticoide lo uso. No soy exclusivista, soy médico, y como especialidad, homeópata, que es otra visión de la medicina, pero que forma parte de la misma”.


Panax ginseng


Hipericum perforatum

Ginkgo biloba

Allium sativum
Son terapias que se rigen por un principio: la mayor capacidad curativa la tiene el propio cuerpo. Un criterio fisioterapéutico viejo dentro de la medicina naturista. Y responden a una filosofía global: el paciente es un todo en el que no sólo cuenta la enfermedad fisiológica en sí, sino toda su personalidad, el entorno natural y social, hábitos, ideales y valores.

“Es una terapia que enfoca la auto- curación del cuerpo con métodos naturales. Para mí, lo más importante es no interferir en este proceso”, explica el doctor Eberhard, que cuando trabajaba en la Clínica Universitaria de Heilderberg, a finales de los años setenta, se dio cuenta de que la medicina moderna no ofrecía un remedio efectivo para muchos pacientes, que sí reaccionaban favorablemente a la acupuntura y fitoterapia. “La medicina convencional que sólo utiliza la alopatía (del griego alos, contrario, que cura con remedios antagónicos a los síntomas) está muy limitada en su faceta terapéutica. Por su tecnología ofrece muchas posibilidades para diagnosticar, pero las intervenciones son muy cerradas, sobre todo cuando excluyes el proceso orgánico. Entonces tiene que ser algo psicosomático y la única opción es ir al psiquiatra o al psicoterapeuta, y eso no es suficiente para una persona con dolor”.

La periodista Luz Rodríguez de Peñaranda, 50 años, ofrece la perfecta radiografía del paciente de estas terapias. Como hija de médico, dice que aprendió desde niña el refrán “en casa del herrero, cuchillo de palo”. “Mi padre, que era otorrinolaringólogo, decía que no hay enfermedades sino enfermos, y ante cualquier dolor de garganta nos daba una aspirina y ¡a la cama! Así que la medicina convencional nunca me ha parecido remedio santo”.

Rodríguez de Peñaranda, que ha sido corresponsal de Radio Nacional de España en distintos países, es usuaria de homeopatía y acupuntura, además de practicar yoga, una filosofía-ejercicio también en alza. Su primer contacto con la homeopatía se produjo hace más de 25 años, cuando le salió un bulto en un pecho del que dos ginecólogos no supieron explicarle el origen. “Una amiga francesa me explicó sus principios y me recomendó a su médica, una buena generalista que desde entonces ha sido la mía”.

Su trabajo le ha llevado a conocer homeópatas de distintos países, ya que hasta hace muy poco no ha vuelto a la medicina convencional. “Por primera vez después de 25 años, y por consejo de mi homeópata, acudí a un dermatólogo porque tengo una rosácea y con la homeopatía y la acupuntura no obtenía mejoras notables. Me recetó un antibiótico, tras explicarme que se desconoce la causa de la rosácea… Por supuesto, el antibiótico redujo la inflamación, pero me ha dañado el estómago, así que he vuelto a la homeopatía”.

Defensora a ultranza de esta terapia, dice que, para ella, su base está en la prevención. “Es verdad que tengo buena salud, pero estoy segura de que la mantengo porque paso dos revisiones anuales en las que rastrean hasta las más pequeñas variaciones en el cuerpo, desde sequedad de la piel al insomnio”. No combina las medicinas homeopáticas con las convencionales. “Sé que los remedios homeopáticos son más lentos, pero ya voy yo bastante deprisa por la vida”, ironiza.
Se calcula que en España hay 300.000 consultas diarias de terapias alternativas hechas por personal no médico, según datos de Hacienda, donde cotizan como “profesiones parasanitarias”. “Sigue vigente la ley de 1926, que especifica que la medicina naturista tiene que practicarse por médicos, pero tiene que darse ya el paso a la regulación desde el Ministerio de Sanidad. Es algo urgente”, dice el doctor Saz.

01 Medicina naturista

Remedios sencillos y naturales

Tratamientos con medios y métodos naturales predeterminados por la naturaleza. Así de elemental es el principio de la medicina naturista, que, en su concepto actual, tuvo su origen en el siglo XIX en Alemania. “Son terapias muy sencillas: dieta, fitoterapia, hidroterapia, ejercicio, masaje, relajación, ayuno… Siempre siguiendo el criterio de que la mayor capacidad curativa la tiene el propio cuerpo”, explica el doctor Saz Peiró, médico naturista especializado en hidrología.
Los clásicos de la medicina naturista, los conocidos como los “cinco pilares”, son los tratamientos de hidroterapia (agua caliente y fría); terapia del movimiento (actividad física, deporte, fisioterapia, masajes); fitoterapia (plantas medicinales); dietoterapia (nutrición, dietas y ayunos), y la terapia del orden (higiene y prevención en general), que a su vez pueden tener apartados. Es el caso de la hidroterapia, que contempla balneoterapia, climatoterapia, termoterapia y electroterapia. quedé mejor.

De todos ellos, los más conocidos son la fitoterapia y la balneoterapia, que tuvo un gran auge a finales del siglo XIX y principios del XX, para ser olvidada y renacer ahora con fuerza. El auge de los balnearios españoles, reconvertidos en hoteles de lujo, es una prueba evidente. “La bañera, la ducha, los chorros de agua, los tenemos ahora en todas las casas, es una hidroterapia eficaz y muy sencilla de aplicar. Y la hidrokinesiterapia –rehabilitación dentro del agua– tiene unas posibilidades espectaculares, sobre todo con niños asmáticos”, dice Saz.

“La fitoterapia es sin duda la gran estrella actual de la medicina naturista. Sus medicamentos –realizados sólo con componentes de plantas, productos vegetales o combinaciones– deben compararse”, dice Saz, “con las posibilidades terapéuticas de la farmacología moderna”. “La gente ha empezado a pensar: ¿por qué utilizar un fármaco que me produce efectos adversos indeseables si tengo una planta que me va a curar?”, reflexiona María Teresa Ortega, titular de Farmacología de la Facultad de Farmacia de la Complutense.


Maria Teresa Ortega
farmacóloga

No obstante, y pese al éxito actual de plantas como el ginkgo, hipérico, echinácea, ging-seng, kava-kava, o el tradicional ajo, en el que ha sido definitivo el encapsulado e introducción masiva en las farmacias, las plantas medicinales tienen también sus detractores. El hipérico, por ejemplo, se enfrenta a fuertes críticas sobre su dudosa eficacia en las depresiones. “Los efectos del hipérico sobre depresiones leves y moderadas están más que demostrados con un montón de pruebas hechas en Alemania. Si lo comparamos con los antidepresivos más modernos, los inhibidores de la recaptación de la serotonina, los Prozac y Seroxat, sin tener su potencia, llega al 70% u 80% de ella”, matiza el doctor Berdonces, de la Universidad de Barcelona. “El problema”, añade este médico, “es que una depresión grave, ni con hipérico, ni con Prozac. Simplemente no se puede tratar sólo con un fármaco”. Para este experto, hay que tener muy presentes las guerras comerciales. “El Prozac es una patente estadounidense y desde ese país vienen muchas críticas al hipérico”.
En esta vuelta a las plantas medicinales conviene diferenciar las que están simplemente de moda de las que están respaldadas por estudios clínicos. “El hipérico y el ginkgo están muy demostradas. La echinácea no tanto, sus estudios no son tan irrefutables”, asegura Berdonces.

La diferencia fundamental entre tomar una planta medicinal y un fármaco de síntesis –los medicamentos habituales–, explica la profesora Ortega, es que en este último caso “se ingiere una dosis mucho más elevada de un producto químico, mientras que con la planta medicinal o un extracto se toma un cóctel de fármacos donde hay un número grande de farmaquitos en menor dosis”. Esta farmacóloga, que rechaza el término hierbas al hablar de plantas medicinales –“siempre se utiliza de forma peyorativa”–, asegura que la fitoterapia no va a sustituir a los fármacos de síntesis, pero tiene su lugar en tratamientos leves o crónicos. “En cualquier caso, en procesos leves”.

Un punto éste, el de ser sólo útil para “enfermedades menores”, que suele aplicarse a todas las terapias naturistas, y que rechaza el doctor Saz Peiró. “Los mejores resultados los hemos conseguido en enfermedades reumáticas, depresiones y alergias, simplemente porque vemos más pacientes de este tipo y tenemos más experiencia, pero yo creo que es aplicable a todas las patologías, incluidas las llamadas mayores”.

Agua, sol, ayuno, reposo
La medicina naturista se aplica en pacientes y diagnósticos muy diversos, de forma preventiva, curativa o paliativa, o complementando otras terapias; pero está especialmente indicada en enfermedades del aparato digestivo, vías respiratorias, problemas dermatológicos, del aparato motor, del metabolismo, alergias e intolerancias alimenticias y depresiones.
Terapias más usadas: dieta, reposo, actividad, sueño, evitar los hábitos tóxicos, actividades al aire libre; contacto con elementos de la naturaleza, como sol, aire, agua; relajación, higiene mental; fitoterapia; fisioterapia, hidroterapia y tratamientos psicológicos.
Fuente: Doctor Saz Peiró

¿Trataría un cáncer con estas terapias? El médico de Zaragoza no duda: “A alguien con un cáncer le diría que consultara a un oncólogo, al especialista correspondiente, y a un médico naturista. Yo he tenido pacientes con cáncer que han venido directamente, y otros enviados por los oncólogos, aunque hay que reconocer que éstos suelen ser escépticos… Pero es que la investigación oncológica no da dinero para tratamientos sencillos y poco costosos. Sabemos, por ejemplo, que parte de los principios activos del muérdago, las lentinas, son antitumorales muy potentes y además que estimula el sistema inmunológico. Se lleva aplicando muérdago 25 años, pero hay que estudiarlo más porque comparado con los fármacos convencionales se ha investigado poco”.

“Es un claro problema de dinero”, dice la profesora Ortega. “La verdadera cuestión es que los productos naturales no se pueden patentar y los grandes laboratorios farmacéuticos no están interesados. Nadie quería producir el taxol y la Bristol Myer exigió para ello un compromiso de producción exclusiva por cinco años”.

Mas información: Asociacion Española de Médicos Naturistas: www.medicina-naturista.net; teléfono 915 73 24 63;
Universidad de Zaragoza, curso de posgrado: wzar.unizar.es; www.lanzadera.com/pablosaz.

02 Homeopatía

Lo más parecido a una vacuna

El griego Hipócrates, considerado el padre de la medicina actual, estableció en el siglo V antes de Cristo la curación basada en dos principios: la Ley de la Semejanza –los males se curan con remedios similares a los síntomas– y la Ley de los Contrarios –los males se curan con remedios contrarios–. Del segundo nació la alopatía o medicina tradicional, que se ha impuesto en Occidente. Del primero surgió la homeopatía, que ante una enfermedad estimula las reacciones defensivas del organismo, y usa como medicamento dosis infinitesimales de la sustancia que provoca la enfermedad. Es decir, si alguien tiene un asma provocada por gramíneas y polen, se le suministran éstos en dosis infinitesimales. Algo así como una vacuna. “Grosso modo, podría decirse que es lo más parecido a una vacuna de la medicina convencional”, reconoce el doctor Antonio Arnedo, médico de familia y homeópata.

Fue un médico alemán, Hahnemann, quien acuñó, a finales del XVIII, el término homeopatía (del griego homois, semejante, y phatos, enfermedad). Y, de acuerdo con el principio de la Ley de la Semejanza, dedujo que si una sustancia provoca ciertos síntomas en una persona sana podría curar una combinación de síntomas similares en un enfermo. Para comprobarlo, él mismo, familiares y amigos se sometieron a reiterados experimentos e intoxicaciones ingiriendo buenas dosis de corteza de quina, acónitum o belladona. Este proceso de intoxicación en personas sanas se conoce como proving. “Evidentemente hoy en día no se intoxica a nadie, a no ser que se administren diluciones muy altas de la sustancia”, dice Concepción Calleja, presidenta de la Asociación de Medicina Homeopática de Santander.

Esta médica generalista, dedicada a la homeopatía desde hace 15 años, explica otro de los principios esenciales de esta terapia, el de la infinitesimalidad: “En la llamada tintura madre están las sustancias activas de la materia prima del medicamento. Esa sustancia se somete a un proceso de dilución progresiva y dinamización. Para ello se toma una parte de la tintura madre, se diluye en 99 partes en una solución hidroalcoholica, y se agita 100 veces. A cada agitación se le llama sucución, y a las 100 agitaciones, dinamización”. Las sustancias utilizadas son de origen vegetal, animal, mineral y químico.


Cristina Gutiérrez
química
Los medicamentos homeopáticos se escogen en función de su similitud con el cuadro clínico del enfermo. Todo gira alrededor de unas tipologías, unas 30, que se corresponden con otros tantos medicamentos bases, los policrestos. “Cuando dices que una persona es un sulphur (azufre) estás diciendo: ojo con su corazón y con su aparato circulatorio, porque los sulphur tienen muchos problemas vasculares. Entonces le recetas azufre triturado diluido, que es uno de los grandes medicamentos homeopáticos”, explica el doctor Arnedo, quien retrata al genuino sulphur: “Es una persona extrovertida que le gusta vivir y pasarlo bien. Suele tener problemas hepáticos y circulatorios, y muchos de piel, porque le gusta comer, está sobreintoxicado, y al no ir bien su intestino elimina mucho por la piel”.

Pero sea un sulphur o un licopódium (helecho), lo que suena un tanto exótico, el diagnóstico, dice Arnedo, es clásico. “Yo hago primero un diagnóstico convencional y luego otro homeopático integrando todo lo que veo, y en este aspecto una parte importante es el psiquismo de la persona. Luego hay una parte más anecdótica, que es su sensibilidad general, su relación con la temperatura, la humedad, etcétera. Y dentro de la alimentación, su apetencia o rechazo por determinados alimentos, como el ajo o la cebolla. Datos todos que te llevan a un diagnóstico homeopático”.

Los medicamentos tienen diversas presentaciones. Los glóbulos son unos tubos pequeños con centenares de pequeñísimas bolitas que se toman de una sola vez. Los gránulos son unas bolitas más grandes que suelen tomarse cada día. Y también hay gotas, supositorios, óvulos vaginales o ampollas inyectables. Los más conocidos son las bolitas que se disuelven en la boca. Prácticamente no hay fármacos nuevos. Los 2.200 medicamentos existentes apenas crecen. “Lo que se hace ahora es utilizar fármacos convencionales en diluciones homeopáticas, y funcionan como un fármaco homeopático”, dice Arnedo.

La tradición de la medicina naturista española se vio interrumpida por la dictadura de Franco, que prohibió su práctica; encarceló y desterró a médicos como Eduardo Alfonso, discípulo de Ramón y Cajal, por estar vinculados a la masonería o el anarquismo; y cerró sus hospitales. Uno de los dos homeopáticos que existían, convertido en asilo, todavía conserva su placa original en la madrileña calle de Eloy Gonzalo. Su resurrección se inició en los años ochenta, cuando un laboratorio francés y los cursos de posgrado de las universidades de Valladolid, Zaragoza, Barcelona y Sevilla comenzaron a formar a los nuevos homeópatas. Desde entonces su práctica ha ido en aumento, y ahora corre veloz a igualarse con Europa. “Tengo una lista de espera de dos meses, y cuando empecé, hace 15 años, hacía las consultas en el día”, recuerda la doctora Calleja. Las estimaciones de ventas de Laboratorios Boiron fueron de 5.000 a 6.000 millones en el año 2000.

Pese a esta implantación, cuenta con fuertes detractores entre la propia clase médica, que cuestiona la fiabilidad de sus medicamentos, cuando no los tilda de simple placebo. “No es un placebo, hay suficientes metaanálisis hechos sobre ensayos clínicos que lo demuestran. Punto. En cuanto a la actividad biológica de las diluciones, hay que decir que es reproductible, y si es reproductible, actúa”. Los menos críticos alegan que sólo es útil para cosas menores. “La crítica más tradicional es que no cura un cáncer o un sida, pero tampoco los cura la medicina convencional…”, dice el doctor Arnedo.

Mas información: Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH): www.semh.org.
Asociación Española de Homeopatía: www.amehb.com. Universidad de Valladolid, cursos de posgrado: www.uva.es.

03 Acupuntura

Agujas como mosquitos

Una camilla, un paciente tendido y relajado, y unas agujas de metal que pican como mosquitos y producen una sensación de hormigueo que dura sólo unos segundos. Acupuntura. Una terapia china tan legendaria como su muralla, y que, pese a estar fuertemente enraizada en su filosofía oriental, se implanta con pasos de gigante en Occidente. Algunos pacientes han visto en estas agujas, generalmente de acero inoxidable, aunque también pueden ser de oro y plata, una especie de Lourdes para dejar de fumar o adelgazar. Craso error. “La acupuntura no hace milagros”, afirma el doctor Ulrich Eberhard, “aunque es buena para combatir la ansiedad”.


Doctor Ulrich Eberhard
La acupuntura plantea al ser humano como un microcosmos en relación con el macrocosmos de su medio ambiente. La salud es el equilibrio entre el hombre y el medio que le rodea, entre lo mental y lo orgánico. “Si cumplimos una dieta adecuada, descansamos las horas adecuadas, practicamos ejercicios adecuados y nuestras actividades intelectuales son las adecuadas, la salud será el resultado de esa relación psico-física”, mantiene el doctor Rafael Cobos, formado en China y pionero de esta terapia en la sanidad pública.

Cobos, director de la Unidad de Dolor del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde introdujo la acupuntura hace 14 años (como coordinador de esta terapia en el Sistema Andaluz de Salud ha ido luego incorporándola a los grandes hospitales y centros de dolor de Andalucía), ha tratado a miles de pacientes. “La mayoría de los que veo en mi consulta, unos 60 diarios, son enfermos resistentes a las terapias habituales, tienen algún tipo de incompatibilidad con los tratamientos clásicos con anestésicos”. Pero Cobos quiere dejar claro que para él no existe una medicina alternativa. “Sólo hay alternativas terapéuticas. En este sentido la acupuntura es una técnica que en un momento dado es complementaria de los tratamientos habituales, como rehabilitación o farmacología, y, en algún caso, puede ser la alternativa terapéutica cuando no hay otra posibilidad de aplicación de procedimiento”.

Cefaleas, insomnio, asma
La acupuntura, como norma, entra en el terreno de las enfermedades funcionales, donde hay una alteración de la función y no de la estructura.
INDICACIONES. Está especialmente indicada para el tratamiento del dolor, tanto agudo como crónico (cefaleas, lumbalgias, dolor de codo, rodillas y hombro, neuralgias, dismenorrea); enfermedades gastrointestinales (vómito, colon irritable, gastritis crónicas); tratamientos del sistema nervioso central (insomnio, ansiedad, depresión); secuelas de parálisis (parálisis facial, hemiplejía tras ictus o apoplejía); prurito, asma y alteraciones ginecológicas.
TRATAMIENTOS. El número de sesiones dependerá de que sean procesos agudos o crónicos. Para los primeros, las sesiones son cortas y rápidas. Hay situaciones, como una tensión muscular, donde el paciente no se puede mover y se pueden ver los efectos rápidamente. En pacientes crónicos son más largas o cíclicas, para mantener el efecto (de seis a 10 sesiones). En cualquier caso, es preferible emplear la acupuntura en las primeras fases de desarrollo de los procesos o cuando resulte imposible aplicar los tratamientos convencionales, por complicaciones con los fármacos, como alergias o efectos indeseados.
Fuente: doctores Rafael Cobos y Ulrich Eberhard

Miguel recibió seis sesiones de acupuntura y moxibustión, y aún recuerda con placer “el relax absoluto de cada una de las sesiones”. Reconoce que no puede hablar de una solución total, porque la parálisis era severa y la regeneración en estos casos no es nunca al 100%, pero cree que el tratamiento y los ejercicios posteriores contribuyeron al proceso de regeneración del nervio. ”Fue muy positiva la acción sobre el sistema nervioso. De hecho, progresivamente perdí rigidez y casi no se me nota, aunque me sigue molestando el exceso de luz y aire, y hay alguna pequeña ramificación nerviosa equivocada, lo que los médicos llaman aberración”.

Torres es un ejemplo del paciente informado, responsable y activo al que se refiere el doctor Eberhard. “El paciente no puede decir, como en la medicina convencional, ‘yo pago y usted me cura’. Tiene que cooperar en su forma de vida, alimentación, ejercicio, etcétera”. La filosofía oriental mantiene que hay puntos en el cuerpo que son activos y pueden actuar según el cuadro del paciente. Cada patología tiene su propia teoría, que no es la misma que en la medicina occidental. “Yo diagnostico primero según la tipología oriental, y de acuerdo con ella pincho en los puntos, pero no es excluyente con la medicina convencional”, dice Eberhard.

¿Resulta eficaz en casos graves? “Si una persona tiene un tumor hay que operar”, dice este médico, “pero la quimioterapia y la radioterapia son muy agresivas, y bajan mucho las defensas, y la acupuntura o fitoterapia son perfectamente compatibles con ellas”.

Mas información, en Sociedad de Acupuntura Médica de España: www.acmas.com; www.same.acupuntu.org.

04 Yoga

Mucho más que una moda

“Con la forma de vida que llevamos en Occidente, vivimos en un estrés físico casi crónico, segregando adrenalina, con la respiración acelerada y los músculos tensos. Estamos como si viviéramos en la selva y nos persiguiera un tigre, preparados para salir corriendo. Ese estado crea una tensión muscular permanente donde la respuesta fisiológica de la relajación se ha perdido, porque de tanto no usarla no existe. Con el yoga lo que hacemos es realinear el cuerpo correctamente desde el punto de vista anatómico-fisiológico, recolocarlo posturalmente, ligado con la respiración. Con la ayuda de ésta y las asanas o posturas, que estiran los músculos, se reeduca el cuerpo y se eliminan molestias y tensiones”.
Para quien piense que el yoga, que sube como la espuma en España, es un ejercicio para actores, modelos y bailarines obligados a lucir un cuerpo 10, o de seguidores más o menos exóticos de las modas orientales, lo que dice Marta Rodríguez puede sonar extraño, pero esta profesora de yoga, de 47 años, introductora en España del famoso método Iyengar, sabe bien de qué habla.


Rodríguez era una jovencísima estudiante de medicina cuando una escoliosis, que le obligaba a llevar un alza en un zapato, le condujo al yoga. Pero las clases le aburrían y decidió ir directa a las fuentes, a la India. “Yoga como filosofía sólo hay uno, pero hay multitud de autores que han impregnado la práctica de su filosofía personal. Las asanas, las posturas, que es como se conoce al yoga en Occidente, son sólo una parte. A través de ellas se llega a tener una salud física muy buena para poder pasar sin problemas a la fase siguiente de control de la respiración. Y hay tres fases más hasta la última, de la iluminación”.

Esta filosofía oriental, ajena a nuestra cultura, cambió cuando el maestro indio Iyengar, profesor de Yehudi Menuhim, su introductor en Occidente, hizo una revisión total de los textos de las asanas y revolucionó el concepto de yoga. “El occidental se entusiasmó con el aspecto físico del yoga, una práctica más adaptada a nuestro cuerpo y mentalidad. Iyengar introdujo una serie de posturas de pie que preparan para la fase final. Nosotros estamos sentados en sillas toda la vida y no vamos a sentarnos de repente en el suelo, en la postura del loto, porque nos destrozamos las rodillas”, explica Rodríguez, discípula directa de Iyengar, y que somete su elástico cuerpo a posturas imposibles para la mayoría de los occidentales. “Una persona que hace yoga es alguien que sufre, física o mentalmente, y quiere encontrar una solución por sí misma. Y nota que a través de esa forma de ayudarse, cuanto más practica mejor se encuentra, crece interiormente.Porque la meta es entenderte a ti mismo, y para ello hay que practicar de continuo”.

Tensiones musculares y nerviosas
El yoga está indicado para los problemas que tienen un origen postural, o tensiones musculares conscientes o inconscientes, problemas de artrosis, artritis, de origen nervioso, de ansiedad, o gastrointestinales. “Siempre que no se hable de milagros”, dice Marta Rodríguez, “es una terapia que se puede llevar adonde quiera que se vaya. Sólo se necesita una colchoneta y un espacio de la longitud del cuerpo para practicar las ‘asanas”.

Una práctica que, como ejercicio, relajación y respiración, puede considerarse eficaz aliada de las terapias de la medicina naturista, siempre que esté bien practicada. “El yoga mal hecho no es bueno para la salud, hay que tenerlo muy claro”, dice Rodríguez, que no puede entender cómo en España cualquiera puede colgarse un cartel de profesor de yoga, o cómo los alumnos nunca preguntan por la formación profesional. “El problema es que no hay una regulación oficial y eso da pie a mucho intrusismo. Por eso un médico se lo piensa antes de recomendarlo”. Sus clases, frecuentadas por médicos y bailarines de los mejores ballets, han servido a muchos de sus alumnos para eliminar o mejorar distintas dolencias.

Más información: www.iyogastudio.com/. Teléfono 914 47 10 84. Email: info@ iyogastudio.com.


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